lunes, 28 de mayo de 2012

Maquinismo y desarrollo industrial


Uno de los elementos sustanciales de la mecanización y modernización industrial fue la aplicación de un nuevo tipo de energía: el vapor, cuya producción requería carbón. La máquina de vapor del escocés James Watt (1782) se convirtió en el motor incansable de la Revolución Industrial.
El sector algodonero
La introducción de máquinas automáticas, movidas por la fuerza expansiva del va por, para la fabricación industrial se produjo por primera vez en Inglaterra, en el sector textil del algodón En los años anteriores a la Revolución Francesa, ya se ha habían puesto a punto las principales innovaciones que afectaron a las dos operaciones básicas del sector: hilado y tejido.
El hilado de lana o algodón se había realizado hasta entonces con la rueca. En 1764 la "Jenny", de Heargraves, desarrollaba un mecanismo aprovechando el movimiento de una rueca, accionada mediante una manivela, para obtener simultáneamente varias bobinas de hilo, con lo que se multiplicaba la producción. La "waterframe" de Arkwnght (1769), sustituía la energía humana por la hidráulica. La rueda que accionaba la máquina se movía como una hélice, impulsada por un chorro de agua.
El desarrollo de la hilatura del algodón estimuló la modernización del telar.
El telar manual tradicional constaba de un entramado de hilos por el que se hacía circular un lado a otro. La bobina se pasaba de mano a mano por lo que la anchura de la tela quedaba limitada a la envergadura del tejedor. En 1733, J. Kay ideó un procedimiento automático para lanzar la bobina, la "lanzadera automática", lo que permitía fabricar piezas más anchas, y se ahorraba la mitad tiempo. Por fin, en 1781, Cartwright aplicó el movimiento de vaivén de la máquina de vapor a vanos telares, con lo cual nació el "telar mecánico".
Hacia 1815, los telares mecánicos, aún en frase experimental, eran minoría frente a los telares manuales. Sólo había 2400 en toda Inglaterra. Durante la década de 1820, la cifra se multiplicó por diez. En 1850 había unos 250 000 telares, y, de ellos, unos 200 000 eran mecanizados.
El hecho de que las novedades señaladas correspondiesen a la industria de algodón, y no a la de la lana, que era la más difundida hasta entonces, pudo deberse a la mayor resistencia y elasticidad de la fibra vegetal. Además existía algodón abundante y barato en las colonias de Norteamérica debido al trabajo esclavo y, más tarde, en India.


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